
Siempre le dije a ella, que yo era parte del mar, que respeto su brabura y que es mejor mirarlo, fue entonces que empezó a preocuparse ante un posible héroe del amor.
- mi primera novela sera para ti mama- le decía cuando aun niño no quería soltar su mano.
ella atinaba a sonreír.
-y desde cuando es que escribes, hijo- me pregunto años después, cuando me solté de sus manos, y deje de ser un imberbe adolescente.
- desde hace mucho, desde niño, desde que sentí que un ángel tocaba mi puerta en las noches, desde que tenia un foco de luz como amigo, al cual le contaba mis ideas, desde que sentí esa sensacion de expresar mis emociones en un papel- le dije.
ella atino a preocuparse mas, quizá pensando que había entrado en una etapa incial de la locura.
Algunas noches me desvelaba, era evidente que necesitaba dormir en el día como un cerdo, y salir de noche como un gato por los tejados como dice una canción de sabina, mi madre se preocupa mas, por que sales de noche como si fueras un murciélago, decía, era evidente que yo estaba en otra etapa, quizá ella pensó, que me drogaría, que me volvería borracho, se equivoco...
Jamas tuve animo de probar drogas, jamas me llamo la atención en lo mas mínimo, lo que hacia yo era pasear por las calles y ver derrumbarse el mundo, entrevistaba a los borrachos de quilca, a las mujeres de alquiler, a los gays, a un abogado en penas, y con mucha gracia también a un devoto del cristo morado, no precisamente en una iglesia, sino en la colmena de los amores comprados, entonces, yo veía el mundo caer y yo quería estar de testigo, para mas adelante escribir esas escenas, entonces no era yo un héroe del amor como mi madre suponía que seria, sino un villano escribano.
Mi madre se fue acostumbrando a esas salidas nocturnas, jamas me pregunto a donde vas, pero si decía espero que vuelvas para tomar el desayuno, yo le hacia un guiño, y cual villano me iba corriendo de casa, entusiasmado por encontrar nuevas historias, las mismas que después yo relataria en una salvaje crónica callejera.
Pasaron algunos años mas, y mi madre sabe que ya he perdido la razón, que no hay mas cura para remediar esa retorcida mente, que ya no vale preguntar a donde vas, y que harás, nunca me lo pregunta, por que jamas he traído problemas, mi oberol siempre lo traigo limpio , lo único que ensucio es el papel donde escribo.